Una estrella Fugaz en lo alto del Cielo...

lunes, 4 de junio de 2012

Only love is real [06/¿?]


Pareja: MinJae, ChangMin & JaeJoong
Género: AU, Romance, Angst, Psicología
Rating: PG-13
Nota: Esta historia es una adaptación del libro “Only love is real” del autor Brian Weiss. La historia no me pertenece, pero es tan linda que quise adaptarla a un MinJae…

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¿Eres tú la misma doncella que otrora la detestable tierra abandonó, oh, dímelo, en verdad, y ha regresado una vez más a visitarnos?
¿O eres esa joven de dulce sonrisa...?
¿O algún miembro de la prole celestial venido en un trono de nubes para hacer el bien al mundo?
¿O perteneces a las hueste de doradas alas, que ataviadas con ropaje humano descienden a la tierra desde su asiento designado y tras una breve estancia alzan el vuelo y raudas regresas para mostrar que suerte de criaturas engendra el cielo. y de ese modo inflamar el corazón de los hombres con el fin de que desdeñen este mundo miserable y aspiren al cielo?

John Milton


Cuando vi a Jaejoong entrar en mi consultorio por tercera vez parecía menos desmoralizado. Le brillaban más los ojos.

- Me siento más ligero -dijo-, más libre...
Aquella breve evocación en la que era un adolescente que se caía de un barco había empezado a eliminar algunos de sus temores.
No sólo la fobia al agua y a la oscuridad, sino también otros miedos más profundos y básicos como el miedo a la muerte y a la desaparición.
Cuando era ese niño, había muerto; pero aquí estaba una vez más como Jaejoong. A un nivel subconsciente, su angustia parecía atenuarse porque sabía que había vivido en otro tiempo y que viviría otra vez, que la muerte no era el final.

Y si él podía volver a nacer, con renovadas fuerzas, en un cuerpo nuevo, sus seres queridos también podían hacerlo. Todos renacemos para enfrentarnos nuevamente a las alegrías y tristezas, a los triunfos y las tragedias de la vida en la tierra.

Jaejoong entró rapidamente en trance. En un par de minutos sus ojos titilaban bajo sus párpados cerrados hasta que empezo a visualizar un remoto panorama.

- La arena es hermosa -empezó a decir al recordar una vida como nativa americana, tal vez en la costa oeste de Florida-. Es todo tan blanco... a veces de color rosa... la arena es tan fina, es como azúcar. -hizo una pausa y continuó-: El sol se pone por detrás del océano. Por el este veo unas ciénagas inmensas repletas de pájaros y animales. Hay muchas islas pequeñas entre los pantanos y el mar. El agua está llena de peces. Pescamos en los ríos y en los mares que separan unas islas de otras. -volvió a hacer una pausa y continuó-: Estamos en paz. Me siento muy feliz. Mi familia es numerosa; creo que tengo muchos parientes en este poblado. Conozco muy bien las raíces, las plantas y las hierbas... Elaboro medicinas con las plantas... Sé cómo curar.

En las culturas de los nativos americanos no estaba penalizado emplear pócimas curativas ni realizar ninguna otra práctica holista. Los curanderos eran muy respetados e incluso venerados y no se los consideraba brujos ni se les ahogaba o quemaba en la hoguera.

Regresó a aquella vida pasada pero no emergieron recuerdos traumáticos. Su vida era placentera y dichosa. Murió de viejo rodeado del poblado entero.

- Mi muerte no ha provocado excesiva tristeza -observó después de flotar por encima de su cuerpo marchito y de observar la escena que se desarrollaba debajo-; a pesar de todo, parece que está todo el pueblo en pleno.

No se sintió en absoluto molesto por el hecho de que la gente del poblado no se afligiera por su muerte. Le tenían un enorme respeto y cariño a su cuerpo y a su alma. Lo único que faltaba era la tristeza.
- Nosotros no lloramos las muertes, porque sabemos que el espíritu es eterno. Si no ha finalizado su tarea, el espíritu regresa de nuevo en forma humana -explicó-. A veces, examinando meticulosamente el cuerpo nuevo, se llega a descubrir la identidad del cuerpo anterior -dijo, y después de reflexionar en ello durante unos momentos, añadió-: Buscamos marcas de nacimiento en donde había cicatrices y también otras señales. Del mismo modo tampoco celebramos los nacimientos... aunque es muy agradable volver a ver al espíritu otra vez .continuó explicando, y después hizo una pausa, tal vez para buscar las palabras con las que describir el concepto.

»Aunque la tierra es muy bella y nos muestra constantemente la armonía y la interrelación que hay entre todas las cosas, lo cual es una lección magistral, la vida aquí es mucho más dura. Con el gran espíritu no existen la enfermedad, competencia, odio, miedo ni enemigos; sólo paz y armonía. Por lo tanto el espíritu pequeño, al regresar, no puede ser feliz después de haber abandonado ese paraíso. No obraríamos bien si hiciéramos celebraciones cuando el espíritu está acongojado. Sería un acto egoísta e insensible -concluyó-. Pero esto no significa que no demos la bienvenida al espíritu que regresa -añadió rápidamente-. Es importante que en un momento tan vulnerable como éste le demostremos nuestro amor y afecto.

Una vez que explicó este fascinante concepto de la muerte sin tristeza y el nacimiento sin ceremonia, se quedó callado, descansando.
Una vez más, tenemos aquí el concepto de la reencarnación y la reunión en forma física de la familia, los amigos y los amores de otra vida. A lo largo de la historia, en todos los tiempos y en diferentes culturas, este concepto surge de un modo aparentemente independiente.

El vago recuerdo de aquella vida quizás lo haya ayudado a regresar a Corea, que le recordaba, en un nivel muy profundo, un hogar ancestral. Tal vez la sensación que producen la arena y el mar evocó los recuerdos de su alma, induciéndolo a retornar mediante una seducción subconsciente, porque aquella vida había sido más agradable y satisfactoria que la actual.
Seguramente, al agitarse en su interior aquel pasad, se sintió impulsado a solicitar una beca para estudiar en la Universidad de Konyang, la obtuvo y se mudó a esta cuidad. No fue casualidad. El destino requería su presencia aquí.

- ¿Estás cansado? -le pregunté dirigiendo mi atención de nuevo a Jaejoong, quien seguía tranquilo descansando reclinado en el sillón.
- No -contestó con seriedad.
- ¿quieres investigar en otra vida?
- Sí -dijo todavía más calmado.
Volvimos a retroceder en el tiempo y apareció otra vez en una viejo paraje.
- Esta tierra está desolada -dijo Jaejoong después de haber oteado el paisaje-. Veo unas montañas altas, caminos sucios y polvorientos, los comerciantes transitan por ellos. Es una ruta para comerciantes que van del este al oeste.
- ¿Sabes en qué país estás? -le pregunté en busca de más detalles.

No me gustaba importunarlo con demasiadas preguntas que activaras el hemisferio izquierdo del cerebro, la parte donde reside la lógica. Este tipo de preguntas podían interferir en la inmediatez de la experiencia, que pertenece al hemisferio derecho, por ser mas función intuitiva.
De todas maneras, Jaejoong estaba profundamente hipnotizado. Podía responder esas preguntas y aun así continuar viviendo la experiencia. los detalles también eran muy importantes.

- La india... creo -contestó dudoso-. Tal vez al oeste de la India... Las fronteras no están claramente delimitadas. Vivimos en las montañas y hay unos caminos que están reservados para los comerciantes -añadió, volviendo a la escena.
- ¿Te conoces a ti mismo?
- Sí, soy un muchacho, tengo unos quince años. Mi piel es blanca y mi cabello es negro. La ropa que llevo está sucia. Trabajo en los establos, cuido caballos y mulas. Somos muy pobres. El clima es frío; se me enfrían tanto las manos trabajando aquí... -dijo Jaejoong con una mueca y frotándose las manos.

Este muchacho tenía una inteligencia innata, pero no recibió educación alguna. Su vida era una carrera de obstáculos Los comerciantes abusaban de él a menudo y a veces le daban un poco de dinero. Su familia no podía protegerlo. El frío atroz y el hambre constante lo atormentaban. Sólo una cosa alegraba su vida.

- Hay un joven que viene a menudo por aquí con su padre y otros comerciantes. Me quiere, y yo le quiero. Es amable y divertido y nos lo pasamos muy bien juntos. Ojalá se quedara aquí y pudiéramos estar siempre juntos.

No ocurrió así. Murió a los dieciséis años. Con el cuerpo devastado por aquel frío tan penetrante y aquella vida tan dura, cayó enfermo y murió de una pulmonía. Su familia estuvo junto a él en su lecho de muerte.
Jaejoong no estaba triste cuando recordaba aquella vida tan breve. Había aprendido una importante lección.

- El amor es la fuerza más poderosa del mundo -dijo suavemente-. Crece y florece incluso en tierras heladas y en las condiciones más duras. Existe siempre en todas partes. el amor es una flor que brota en las cuatro estaciones.

Una bella sonrisa iluminó su rostro.



Uno de mis pacientes, un abogado católico, acababa de hacer un regresión a una vida en la Europa medieval. Había recordado su muerte en aquella vida, caracterizada por la acaricia, la violencia y la falsedad. Era consciente de que algunos de estos defectos seguían estando presentes en su vida actual.

Ahora, reclinado en el mullido sillón de cuero de mi consulta, se vio a sí mismo flotando fuera del cuerpo que le había albergado en la Edad Media. De golpe se encontró de pie en un entorno diabólico, entre fuegos y demonios. Esto me sorprendió. Aunque muchas veces mis pacientes se habían referido a su muerte en vidas pasadas, nunca antes había sido testigo de una experiencia en el infierno.
Casi siempre la gente se sumerge en una luz hermosa e indescriptible que le renueva el espíritu y le infunde energía. Pero ¿el infierno?

Esperé a que ocurriera algo, pero él me dijo que nadie le prestaba atención. Él también estaba esperando. Transcurrían los minutos. Finalmente apareció una figura que él identificó como Jesús y se le acercó. Fue el primer ser que advirtió su presencia.

«¿No te das cuenta de que todo esto es un espejismo? -le dijo Jesús-. Sólo el amor es real!»
En seguida desaparecieron las llamas y los demonios, dejando que aquella luz hermosa reluciera de nuevo después de haber estado oculta detrás del espejismo.

Algunas veces conseguimos lo que esperábamos, pero puede que no sea real.
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Only love is real [05/¿?]

Pareja: MinJae, ChangMin & JaeJoong
Género: AU, Romance, Angst, Psicología
Rating: PG-13
Nota: Esta historia es una adaptación del libro “Only love is real” del autor Brian Weiss. La historia no me pertenece, pero es tan linda que quise adaptarla a un MinJae…

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Creo que cuando alguien muere
su alma regresa a la tierra,
engalanada con algún nuevo disfraz humano;
otra madre le trae al mundo.
Con miembros más robustos y un cerebro más brillante
la vieja alma emprende de nuevo su camino.

John Masefield


Una semana más tarde ChangMin acudió a mi consulta por segunda vez. El dolor seguía atormentándole. La tristeza le impedía disfrutar de los placeres más simples y no le dejaba dormir. Me empezó a contar un extraño sueño que se le había repetido dos veces en la última semana.

- Mientras soñaba, de repente se me apareció una mujer mayor –me explicó.
- ¿La reconociste? –le pregunté.
- No –contestó rápidamente-. Tenía entre sesenta y setenta años. Llevaba un traje blanco precioso, pero no parecía feliz. En su cara se reflejaba la angustia. Se acercó a mí y empezó a repetir lo mismo una y otra vez.
- ¿Qué te decía?
- «Dale la mano… dale la mano. Ya verás. Alcánzalo. Dale la mano»
- ¿Pasaba algo en tu sueño?
- No. Pero recuerdo que llevaba una pluma blanca en la mano.
- ¿Qué significa? –le pregunté.
- Tú eres el médico –me recordó.

Sí, pensé. Yo soy el médico. Sabía que los símbolos pueden representar casi cualquier cosa, dependiendo de las experiencias de la persona que sueña, de los arquetipos universales descritos por Carl Jung o los famosos símbolos de Sigmund Freud. Sin embargo, este sueño no me parecía freudiano.
Debido a su comentario («Tú eres el médico») y a su implícita necesidad de respuesta contesté con sinceridad:

- No estoy seguro. Podría significar muchas cosas distintas. La pluma blanca puede simbolizar la paz, un estado espiritual y bastantes otras cosas. Tenemos que analizar el sueño –añadí, postergando la interpretación para el futuro.
- Volví a soñar lo mismo ayer por la noche –dijo ChangMin.
- ¿Y salía la misma mujer?
- La misma mujer, las mismas palabras y la misma pluma –me aclaró-. «Dale la mano… dale la mano. Alcánzalo. Dale la mano.»
- Tal vez obtengamos una respuesta con las regresiones –le sugerí-. ¿Estás preparado?

ChangMin asintió y pusimos manos a la obra. Yo ya sabía que él era capaz de alcanzar un profundo estado hipnótico, porque había examinado sus ojos previamente.
La capacidad de poner en blanco los ojos al mirar hacia arriba, como intentando verse la coronilla, y parpadear lentamente mientras los ojos siguen mirando hacia arriba está muy relacionada con la capacidad de llegar a un estado hipnótico profundo. Calculo la cantidad de blanco del ojo o esclerótica que asoma cuando la córnea llega a su punto más alto. También examino cuánta parte blanca se ve a medida que los párpados se van cerrando. Cuanto más visible es la esclerótica, más profundo es el estado hipnótico al que la persona puede llegar.

Al examinar los ojos de ChangMin advertí que lo único que podía verse era una pequeñísima parte del contorno inferior del iris, la parte coloreada del ojo. Mientras parpadeaba, el iris no cambiaba de posición. ChangMin era capaz de alcanzar un profundo estado de trance.
Me sorprendí un poco al comprobar que le costaba relajarse. Como la prueba de la esclerótica era muy fiable para medir la cantidad física de relajarse intensamente y de llegar a estados hipnóticos profundos, me di cuenta de que su mente estaba interfiriendo en el proceso. Algunos pacientes que están acostumbrados a controlarlo todo, al principio se muestran reticentes a abandonarse.

- Simplemente relájate –le aconsejé-. No importa lo que te venga a la mente. No te preocupes si hoy no tienes ninguna experiencia. Es cuestión de práctica –añadí tratando de eliminar la tensión de sentía. Yo sabía que estaba desesperado por encontrar a su hermano.

Mientras yo hablaba, Changmin se iba apaciguando hasta que empezó a entrar en un estado de trance cada vez más profundo. Su respiración se calmó y se aflojaron sus músculos. Parecía que se hundía cada vez más en el sillón abatible. Sus ojos, bajo los párpados cerrados, empezaron a visualizar imágenes. Poco a poco, lo fui llevando hace atrás en el tiempo.

- Para empezar, recuerda la última vez que comiste realmente bien. Utiliza tus sentidos. Recuérdalo todo: quién estaba contigo, qué sentías -le indiqué.

Lo consiguió pero recordaba varias comidas en lugar de sólo una. Todavía estaba tratando de mantener el control.

- Intenta relajarte más -insistí-. La hipnosis sólo es un estado de profunda concentración. No perderás el control. Siempre mandarás en la situación. Todas las hipnosis son autohipnosis -añadí.
Su respiración era cada vez más profunda.
- No vas a perder el control -e repetí-. Su en algún momento te sientes inquieto mientras tienes un recuerdo o una experiencia, trata de flotar por encima de la escena y de distanciarte de ella, como si vieras una película. También puedes abandonar por completo el recuerdo y trasladarte a cualquier otro sitio. Imagina una playa, tu casa y otro lugar en el que te sientas seguro. Si estás muy intranquilo, incluso puedes abrir los ojos y despertarte, y habrás regresado aquí otra vez, si así lo deseas.

«Esto no es Star Trek» -añadí-. No tienes que seguir ningún rumbo predeterminado. Se trara sólo de evocaciones, de simples recuerdos, es como si recordaras una buena comida. Tú mandas en la situación -le repetí.

Finalmente se dejó llevar. Volvió a su infancia y en su rostro se dibujó una sonrisa de oreja a oreja.
- Veo perros y caballos en la granja -dijo.
Su familia tenía una haciendo no muy lejos de la uidad a la que iban durante las vacaicones y los fines de semana.
Veía a toda su familia reunida. Su hermano estaba vivo, rebosante de alegría y de vitalidad. Permanecí en silencio durante unos segundos y dejé que Changmin disfrutara de sus recuerdos de la niñez.

- ¿Estás preparado para retoceder todavúa más? -le pregunté.
- Sí.
- Perfecto. Vamoa a er i puedes recordar algún acontecimiento de una vida pasada -dije.

Empecé la cuenta atrás de cinco a uno, y Chan gmin se visualizó atravesando la inmensa puerta del pasado, para entrar en otro espacio, en otro tiempo, en una vida anterior.
Nada más llegar al número uno advertú que parpadeaba con inquietud.
De repente, se asustó. Empezó a sollozar.

- ¡Es horrible... espantoso! -dijo jadeando-. Los han matado... están todos muertos.

Había restos de cadáveres esparcidos por todas partes. Un incendio había destrozado todo el pueblo, con sus extrañas tiendas de campaña circulares. Sólo una de ellas estaba intacta, y se levantaba de un modo incongruente en la periferia de aquella matanza y destrucción. En aquel día soleado de invierno, el viento agitaba violentamente las banderas de colores y unas grandes plumas blancas hincadas en las tiendas.

Mataron a los caballos, las vacas y los bueyes. Al parecer, nadie había sobrevivido a aquella masacre. Los «cobardes» del este eran los responsables de la tragedia.

-Ni murallas ni jefes militares los protegerán de mí -juró Changmin.
Ya llegaría la hora de la venganza, pero en ese momento se sentía desesperado, aturdido, desolado.

Con los años he aprendido que la gente, en su primera regresión, suele evocar los acontecimientos más traumáticos de una vida anterior. Esto sucede porque las emociones ligadas al trauma quedan registradas en su psique con tanta fuerza que el alma las arrastra a futuras encarnaciones.

Yo quería saber más. ¿Qué había ocurrido antes de aquella horrible experiencia? ¿Y qué ocurrió después?
- Intenta retroceder todavía más en esta vida -insistí-. Regresa a tiempos más felices. ¿Recuerdas algo?
- Hay muchas viviendas... tiendas. Somos un pueblo poderoso -contestó-. Me siento feliz aquí.
Changmin describió un pueblo nómada de cazadores y ganaderos. Sus padres eran los jefes y él era un corpulento y experto cazador y jinete.
- Los caballos son muy veloces. Son pequeños y tienen grandes colas -dijo.

Estaba casado con la mujer más bello de su pueblo. Con ella había jugado de pequeño y siempre la había deseado, desde que tuvo uso de razón. Podía haberse casado con la hija del jefe vecino, pero prefirió casarse por amor.
- ¿Cuál es el nombre de esa región? -le pregunté.
- Creo que se llama Mongolia -contestó dubitativo.

Yo sabía que Mongolia probablemente se llamaba de otro modo en los tiempos en que Changmin vivió allí. Además, hablaban una lengua muy diferente. entonces, ¿cómo era posible que Changmin conociera el nombre de Mongolia en aquel tiempo? Como estaba recordando, su mente actual filtraba sus recuerdos.
El proceso es parecido al hecho de ver una película. La mente actual es absolutamente consciente, observa y hace comentarios, compara a los personajes y temas de la película con los de su vida. El paciente es el espectador de la película, su crítico y su protagonista al mismo tiempo.

Puede emplear sus conocimientos de historia y geografía actuales para datar y localizar los lugares y acontecimientos, y puede permanecer en un estado hipnótico profundo a los lardo de toda la película.
Changmin recordaba perfectamente l Mongolia que existió hace muchos siglos. Sin embargo, hablaba inglés y respondía a mis preguntas a medida que iba recordando.

- ¿Saber cómo te llamas?
- No, no me acuerdo -dijo de nuevo titubeante.

No recordó mucho más. Tenía un hijo, y su nacimiento fue una gran alegría no sólo para él y su mujer, sino también para sus padres y el resto de su pueblo. Los padres de su mujer habían muerto varios años antes de que se casaran, por lo que ella no sólo era una esposa para él sino también una hija para sus suegros.

Changmin estaba exhausto. No quería volver al pueblo devastado para enfrentarse una vez más a lo que quedaba de aquella vida hecha pedazos. Así que le desperté.

Cuando el recuerdo de una vida anterior es traumático y rebosa de emociones, puede ser muy útil regresar por segunda vez a aquel momento, e incluso una tercera vez. En cada uno de los retornos la emoción negativa se va suavizando y el paciente recuerda con más precisión. También aprende más, ya que los bloqueos emocionales y las confusiones disminuyen. Yo sabía que Changmin tenía más cosas que aprender de aquella vida pasada.

Él pensaba quedarse aún dos o tres semanas más para resolver sus asuntos personales de negocios en Estados Unidos. Todavía teníamos mucho tiempo para investigar meticulosamente aquella vida que pasó en Mongolia. También disponíamos de tiempo para explorar otras vidas. Aún no habíamos encontrado a su hermano. Pero sí que había descubierto una seria de devastadoras pérdidas: su amada esposa, su hijo, sus padres y toda su comunidad.
¿Le estaba ayudando o lo apesadumbraba cada vez más? Sólo el tiempo podría decirlo.

En uno de mis seminarios una participante me explicó una historia maravillosa.
Desde que era pequeña, si dejaba su mano colgando a un lado de la cama, otra mano cogía la suya y le calmaba afectuosamente la angustia por muy intensa que fuera. A menudo, cuando sin darse cuenta suspendía la mano a un lado de la cama y se sorprendía al percibir que otra mano asía la suya, la retiraba de un modo reflejo y se esta forma se rompía la unión.
Siempre sabía cuándo alargar la mano para sentirse reconfortada. Evidentemente, no había nadie debajo de su cama.

Iba creciendo, y la mano permanecía a su lado. Se casó, pero nunca le contó esta experiencia a su marido, porque pensaba que la consideraría muy infantil.
Cuando se quedó embarazada por primera vez, la mano desapareció. Echaba mucho de menos aquella compañía tan afectuosa y leal. Ya no tenía una mano que cogiera la suya de un modo tan tierno y reconfortante.

Nació su bebé, una hermosa niña. Poco después de su nacimiento, una noche que estaban juntas en la cama, la niña cogió la mano de su madre. De repente, su mente y su cuerpo reconocieron aquel sentimiento tan familiar y profundo. Su protector había vuelto.
Lloró de alegría y sintió una oleada de amor y una conexión que ella sabía que iba mucho más allá del ámbito físico.

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domingo, 24 de abril de 2011

-filia [02/¿?]


Autor: Ren
Pareja: YooMin - HoMin
Género: Slash, Lemon, Engaños.
Estado: Proceso
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Los grandes sustos de mi vida
(Es bueno, pero a la vez malo)


Me removí sobre la cama, quedando boca arriba. Esta habitación era perfecta y la cama tan cómoda, a pesar de que igual podría escuchar los gritos de JaeJoong seguía siendo perfecta.
Amo a Yoochun, pero si compartiéramos habitación sería algo incómodo. Por el simple hecho de que existe Yunho. Oh si, mi amor enfermo, pero no hay como explicarlo. ¿Quién entendería a un tipo que engaña a su pareja? Y más enfermo aún, en el mismo departamento en donde viven los tres.

Yoochun me ha propuesto compartir habitación innumerables veces, pero siempre me niego diciéndole que necesito mi espacio y no miento con eso. Yunho es mi otro espacio. Lo llena de besos, caricias y sexo a escondidas. Es algo realmente “adrenalínico”. Cuando todos estamos en el departamento Yunho suele hacer acercamientos no adecuados en presencia de Yoochun y mi ritmo cardiaco aumenta de solo pensar que podría darse cuenta. Como cuando estábamos en la cocina. Yoochun me hablaba mientras miraba y pensaba qué ponerle a su sándwich. Yunho estaba a mi lado sacando los vasos del mueble de arriba, mientras yo comía algo de pastel cortesía pastelería favorita de Junsu.

- Changmin –concentrado en lo que hacía no dejé de mirar mi pastel.

- ¿Uhm? –al sentir un fuerte agarre en el cuello me asusté mirando al instante al culpable. Encontrándome con los ojos cerrados de Yunho mientras me besaba.

Me asusté tanto que miré en dirección a Yoochun, intentando alejarme de Yunho, pero su mano en mi nuca lo hacía imposible, respondiéndole al beso para que me soltase rápido. Además Jaejoong o Junsu podrían entrar en cualquier momento. Fue como si todos mis sentidos se agudizaran, atento a cada ruido y/o movimiento.

- ¿Esta mayonesa estará vencida? –sentí su lengua justo cuando Yoochun había erguido su espalda- Changmin, tú fuiste quién la abrió. ¿Cuántos días lleva abierta?

Pero no podía responderle con los labios y la lengua de Yunho ocupando mi boca. Y lo vi venir, juro que vi venir el momento en que Yoochun sabría la verdad. Fue todo en cámara lenta. Su cuerpo se fue girando lentamente. ¡Ya ni podía respirar! Mis ojos estaban fijos en su cuerpo. Su boca se abrió al mirarme.

No estaba preparado para esto. ¡Nadie lo estaría!

- Changmin. Te pregunté cuántos días lleva abierto esto. –su mano se movió mostrándome lo que tenía. ¿Qué tipo de reacción era esa?

Miré a Yunho que en esos momentos también me miraba, pero lo divertido estaba escrito en su rostro, sobre todo cuando lamió sus labios. De los nervios no había notado que había dejado de besarme. Ni la ausente fuerza de su mano en mi nuca.

- ¿Ah? –parpadeé y sacudí un poco mi cabeza volviendo a mirar a Yoochun- ah, no, no lo recuerdo. Creo que lleva muchos días abierto. –respondí rápido.

- Oh. –resignado volvió a voltearse.

Golpeé a Yunho en el brazo y él solo rió. Demonios. Ese día de verdad había pasado un gran susto, pero han habido peores.



La puerta sonó y miré en su dirección. Esto fue como invocar a Yunho con el pensamiento. Al verme sonrió y supuse lo que pensó. Pero antes de que pudiese acercarse alguien más entró.

- Estabas aquí –Yoochun se adelantó y se sentó a mi lado.

Confieso que a veces estar solo en la presencia de estos dos es... ¡INCOMODO! Me asusta qué tipo de pensamientos pasan por la mente de Yoochun, pero siempre descarto el que sepa que lo engaño cuando sonríe justo como lo hace ahora.
Yunho se nos quedó mirando, con ese tipo de expresión molesta, celosa y de estar a punto de explotar.

- ¿Qué es eso? –preguntó Yoochun mientras me abrazaba.

- Ah, estupideces de Jaejoong. –cerré el laptop y los miré a ambos- ¿sucede algo? –pregunté.

- Si. –Yoochun hizo aun más posesivo su abrazo- Quería invitarte a salir –dijo con una sonrisa. Desde luego también sonreí. Preferí no mirar a Yunho por “causas naturales”

Salimos de la habitación de Yunho olvidándome cerrar la cuenta de mi correo, pero ahí no hay nada más que correos de amigos y las tonterías que me envía Jaejoong.

Yoochun me invitó a cenar así que entré a mi cuarto para cambiarme de ropa y lo que menos quería ahí estaba, sobre mi cama boca abajo y babeando mi preciada almohada. Pero no me tomé la molestia de despertarlo, ¿para qué? Yunho se encerraría en su habitación, Junsu no sabía en dónde estaba y qué hacía. Y si Jaejoong supiera que saldría con Yoochun de seguro querría ir para evitar toparse con Junsu. Y no lo permitiría. No es que no lo quiera pero me ha arruinado demasiadas salidas con Yoochun a causa de sus tontas discusiones. Y por lo que noté en Yoochun parecía que esta noche no llegaríamos al departamento. De seguro ya tiene todo arreglado y eso me hace tanta ilusión. No todos los días Yoochun hace esto.

Tomé una toalla y ropa para cambiarme. Lo haría en la habitación de Yoochun, por nada del mundo me arriesgaré a que Jaejoong despierte.

En verdad pienso que ese par debería de terminar. No hay que ser expertos para saber que se hacen daño. Pero esto se podría arreglar si la mente de esos dos lo tuviera. Porque nadie puede negar que discuten por estupideces.

Abría la puerta del baño cuando miré a un lado al escuchar que alguien se acercaba, pensé que sería Junsu pero no. Mordí mi labio inferior de solo ver esa mirada en el rostro de Yunho. Tomó de mi cadera e ingresamos juntos al baño. Asegurándose de inmediato con el seguro.

- Yunho ahora no, podría venir Yoochun -¿A quién quería engañar?

- Lo sé –como me encantaba esto, sentir las manos de Yunho sobre mi piel, por poco rasgándome la ropa.

- ¡Ung! –el ardor en mi labio me alertó, pero quizás no lo suficiente como para dejar de besarlo.

La puerta sonó.

- ¿Changmin ya te estás bañando? –Oh demonios.

- Yo–Yoochun. Si –pensar que Yunho se detendría era una total burla. Besaba mi cuello como si el que está al otro lado de la puerta no existiera. – Yunho espera –susurré.

- ¿Estás con Yunho? –esto es como si me dieran a palos y patadas por todo el cuerpo.

- S–Si. Está lavándose los dientes –demonios. Y maldito sea Yunho que solo sonreía.

Su lengua paseándose por mi abdomen mientras desabrochaba mi pantalón. Quizás mi rostro le hacía demasiada gracia como para sonreír así. Trataba de alejarlo pero esto nunca es posible. Mi corazón estaba a un pulso inimaginable. ¡Yoochun fuera del baño y Yunho frente a mi miembro! En este mismo instante quiero morir antes de que Yoochun nos vea. Volví a morder mi labio, sintiendo esta vez más dolor. El que estés a punto de ser descubierto mientras alguien chupa tu miembro hace que se te agité aún más la respiración, tanto que no sabría si la podría contener por mucho, si respiraba lo haría muy fuerte, pero si la contenía demasiado sería peor. No podía permitirme el respirar pero ese agradable calor envolviendo mi miembro no ayudaba mucho.

- ¿Ya estás en la ducha? ¿Yunho podrías abrir? Necesito entrar. –el sonido de la saliva al dejar de chupar se escuchó demasiado fuerte.

- Claro –dijo como si nada… ¡COMO SI NADA!

Quién me matará no será Yoochun, será Yunho con su sentido del humor. Besó mis labios y ayudó a quitarme la ropa, como alma que lleva el diablo me metí a la ducha dejando correr cuanto antes el agua sobre mi cuerpo. Ahora tenía una erección que atender y el corazón en la garganta.

- Gojun –he de suponer que Yunho lavaba sus dientes. Yoochun no dijo nada, solo escuché que se acercaba.

- Yunho, tienes sangre en el labio.

- ¿Jangue? –escupió- Quizás me herí con el cepillo de dientes –mi cuerpo inerte bajo el agua. Quería estar solo, que ambos salieran ya del baño.- ¿Te bañarás?

- Si. –la erección que antes tenía desapareció y yo ni cuenta. Al escuchar que Yunho salía y de seguro Yoochun se metería a la ducha salí. No estaba en condiciones de bañarnos juntos.
- ¿Ya terminaste? –preguntó.

- Si. Iré a vestirme a tu habitación. Qué emoción, por fin saldremos –hice todo lo posible para que no me notara nervioso- por cierto. No le digas a Jaejoong que saldremos, mejor déjalo dormir.
Eso fue todo lo que dije y corrí con la ropa a la habitación de Yoochun. Oh rayos. En cualquier momento moriría de un ataque cardiaco. Y todo lo que hice fue mojarme el cuerpo.
Solo esperaba que no se diera cuenta de nada y que pronto saliéramos a cenar. Definitivamente esta sería una espectacular noche con Yoochun en un Hotel.

Continuará... e_e
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jueves, 3 de marzo de 2011

-filia [01/¿?]


Autor: Ren
Pareja: YooMin - HoMin
Género: Slash, Lemon, Engaños.
Estado: Proceso
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Jaejoong y sus correos
(Gimnofilia)

Revisar tu correo y que los mensajes dijeran cosas como “Videos Porno Gay Gratis”, “Guía Gay”, “Horóscopo Gay”, “Como complacer a tu pareja con el mejor sexo oral”, “Las mejores posiciones para tener sexo”. Todo esto no era raro, no era raro recibirlo de Jaejoong, para mí no lo era, con el pasar del tiempo ya me estaba acostumbrando a sus tonteras relacionadas con el sexo gay.

Para cuando abrí el correo que me envió tampoco me sorprendí, solo era una larga lista de ‘Parafilias’, si, textualmente puedo decir que es un patrón de comportamiento sexual en el que la fuente predominante de placer no se encuentra en la cópula, sino en alguna otra actividad. Y bueno, cuando me di cuenta que Jaejoong había visto un sin fin de páginas web en MI ordenador, si, Jaejoong, ¿cómo lo sé? Porque es el único que ve y le interesa este tipo de cosas. No pude evitar revisar para ver si me topaba con alguna sorpresa y me topé con esa palabra, tuve curiosidad, quizás no la suficiente como para indagar en el asunto pero si para saber su significado.

Y ahora leyendo el estúpido correo, de la lista, la palabra que me pareció más común fue la que escuché accidentalmente…


Necesitaba entrar al baño pero cuando quise girar la perilla esta no cedió pues tenía el seguro. Llamé a quien fuese que estuviese dentro pero ni caso, lo único que se escuchó como respuesta fue un par de voces desde el otro lado. Junsu y Jaejoong encerrados, genial. Fuese lo que fuese que hicieran ahí dentro no me interesaba, sabía que demorarían bastante y conociendo lo escandalosos que suelen ser a veces prefería alejarme de ahí cuanto antes, pero antes de voltearme para dirigirme de vuelta a mi habitación escuché a Jaejoong decir ‘Gimnofilia’ con una voz patéticamente seductora.

Ahora que sabía su significado un recuerdo venía a mi mente que por mucho que quise borrar nunca lo logré.

“Gimnofilia, excitación por la desnudez”


Un día X en el baño:


Hoy teníamos prisa, pues estábamos invitados a un programa de radio y todos nos habíamos despertado demasiado tarde. Pensé que era el último en entrar al baño para tomar una ducha. Era tan relajante que el agua tibia recorriera mi cuerpo que me quedé por lo menos cinco minutos sin moverme, recargando mi frente en los azulejos de la pared, con los ojos cerrados y mente en blanco. Dicen que tomar una ducha temprano te despierta completamente pero para mí era todo lo contrario, me relajaba tanto que podía quedarme dormido hasta de pie bajo el agua.

Escuché la puerta abrirse y cerrarse. Alguien había entrado y no se me ocurría cual de los cuatro podría ser, pero ¿qué importaba? Siempre era así. No me tomé la molestia en preguntar quién era, no me interesaba y tampoco incomodaba.

Terminé de bañarme y al correr la mampara inesperadamente el intruso aun seguía dentro.
Yunho.

- ¿Puedes acercarme la toalla? – le indiqué con la mano, la había dejado al lado de la puerta después de entrar. Por segundos Yunho solo me miró con la boca abierta y el cepillo de dientes en mano, hasta que reaccionó y me acercó la toalla rápido para seguir con su labor. Aunque me costó admitirlo lo hice, nunca pensé eso de Yunho, nunca lo imaginé. Me habrá creído un ingenuo o quizá no, pero mientras cepillaba sus dientes lo miré un par de veces y me fijé en las muchas miradas que me daba.

Incluso volteaba para mirarme cuando apenas le daba la espalda. Esta había sido de las pocas veces que me mostraba completamente desnudo frente a Yunho. Y sin poder evitar aquello, mi vista no reparó en desviarse hacia abajo, posándose fijamente en su inesperado y abultado pantalón. Quizá no lo hubiese notado si no fuera porque no era cualquier pantalón, era su pijama, esa tela suelta y delgada para dormir.

Quise ignorarlo pero lo miré otra vez para asegurarme que era mi imaginación pero no, y fue eso lo que me mantuvo unos días extraño con solo sentir la presencia de Yunho cerca.

Nunca lo pensé de él, pero aquel día me pregunté qué fue lo que realmente lo excitó. Si verme desnudo fantaseando conmigo o solo era lo que normalmente a un hombre le pasa en las mañanas, porque para excitarte con alguien es obvio que debes sumarle una serie de fantasías sexuales, fantasías que para Yoochun no son nada difíciles de pensar.

Sé que se excita con tan solo verme desnudo, hasta a veces verme solo sin camiseta, y siempre aprovecha la ocasión, sea cual sea para tocarme, acercándose tanto como para apegarse a mi cuerpo y dejarme sentir su ya excitado miembro.
-o-

***

Miré fijamente la pantalla de la laptop. Los recuerdos a veces no son muy agradables y ahora pensando en eso, el primer correo que me envió se refería al condón, y creo que cada que a Jaejoong le llega este tipo de correos le da por hacer buen uso de ellos, pues en esos días en uno de los cajones de la cómoda de Junsu encontré variedades de condones con sabores.

No faltó esa semana que Yoochun descubriera aquellos condones para querer experimentar conmigo.


A veces la curiosidad de Yoochun es favorable:

Había quedado lo suficientemente cansado como para tomar una ducha y tirarme sobre la cama con aun el cabello mojado. La práctica del día de hoy había sido la que duró más en esta semana. El coreógrafo tuvo una cara de satisfacción luego de vernos tendidos sobre el piso tan cansados como para no poder ni siquiera con nuestros propios cuerpos.

A penas llegamos al departamento Jaejoong tomó la ducha y luego yo.

Al tenderme sobre la cama para descansar unos segundos antes de vestirme y secar mi cabello, el cansancio ganó, quería ponerme de pie pero mi cuerpo no reaccionaba, incluso no hizo falta contar ovejas saltando una cerca para dormirme. La almohada ayudaba mucho, sentía tan suave el roce en mi mejilla.

Todo era tan tranquilo, no había ruido, mi mente estaba en blanco. No sentía frío porque mi cuerpo estaba templado después de la ducha, pero unas curiosas manos se pasearon por mi espalda, desde mis hombros, espina dorsal, descendiendo hasta mi cadera, no siguiendo por el hecho que la toalla estaba atada.

- Changmin – y esa voz perfectamente conocida susurró mi nombre tan cerca de mi oído dejando que el tibio aliento rozara con mi piel, haciéndome estremecer – te resfriaras si te quedas así – pero aun con decirme eso no dejó de acariciar descaradamente mi piel – vamos, despierta. Te tengo una sorpresa.

Con malestar y todo el esfuerzo abrí lentamente los ojos, girándome un poco para reclamarle a Yoochun el haberme interrumpido en mi tan agradable descanso.

- ¿Qué es? – y cubrí mi rostro con mi brazo derecho, aunque estuviese oscuro cerré nuevamente los ojos.

- No te duermas – oí perfectamente ese tono, tono que solo usaba en ocasiones intimas – tengo algo interesante – no imaginé que podría ser, no me interesaba y tampoco pregunté, solo sentí sus labios recorrer mi mandíbula hasta clavículas y pecho.

Me quejé, nunca me negaba a lo que Yoochun quisiese pero de verdad estaba cansado. Hizo oídos sordos a mi queja y continuó con sus caricias. No me había percatado que él estaba en mis mismas condiciones, pues una gota de su cabello mojado cayó en mi pecho sobresaltándome por lo frío que estaba. Con mi mano libre busqué su cabello para cerciorarme que estaba en lo correcto.

- Tu cabello – dije luego de tocarlo y acariciar su mejilla. Tan sumido estaba que no me di cuenta de su mano – no – negué, había soltado la toalla de mi cadera tomando mi miembro, sin detenerse por nada y cuando quise protestar una vez más me dejó sin posibilidades al besarme, como si quisiera devorar mis labios. Por mucho que me gustara como Yoochun me tocaba, justamente ahora era cuando menos quería sus caricias, su mano moviéndose libre y lascivamente por mi torso, tanteando cada parte que me hacía estremecer solo con la yema de sus dedos, y la otra aun en mi miembro. Traté de detener la que tenía en mi pecho pero de nada servía rehusarme a lo que él quería, la apartó tan fácilmente depositándola al costado de mi rostro junto a la suya.

Con tantos roces, lamidas y besos pronto estaba pidiéndole más sin siquiera hablar, solo diciéndoselo con los movimientos que hacía para rozarme mas y mas contra él. Me dejó libre las manos y no porque quisiera que lo tocara. Lo escuché soltar una risita que quizás no me gustó mucho. Detuvo todo movimiento y solo podía escuchar mi respiración extasiada.

- Yoo—Yoochunnie – apoyé mi peso en mis codos y traté de divisar que era lo que tenía entre las manos, hasta que volvió a reír sintiendo luego algo entraño – no… ¿qué haces? – evité a toda costa que pusiera algo extraño ahí.

- Es solo un condón – “¿un condón?” Fue lo que pregunté. ¿Qué hacía Yoochun con un condón? Que yo recordara nunca habíamos usado uno y a estas altura de nuestra relación parecía realmente extraño – quiero probarlo – y luego de ponerlo y sentirme algo extraño lo sentí alejarse pero solo para abrir mis piernas.

-No seas idiota, para que quieres probarlo –protesté.

-Tú solo calla y déjame hacerlo -

La sensación del roce tibio me estremeció. Uno, dos, tres roces con su lengua y luego su boca. No era extraño sentir la calidez de su boca rodear mi miembro, lo raro era sentir humedad y a la vez no. Metía y sacaba mi miembro de su boca, lamiéndolo repetidas veces antes de volver a meterlo. Los sonidos que emitía se parecían a cuando probaba algún sabor nuevo de algún dulce.
No, mi pene no es un helado, ni caliente ni frío.
Mis manos se movieron buscando su cabello y sin querer evitarlo jalé de él para que de una vez terminara de hacer lo que hacía. Lo suficientemente fuerte para tener sus labios entre los míos y besarlo mientras me quitaba el maldito condón que no servía para nada.
-o-

Aquel día terminamos teniendo sexo y no el usual. Suelo omitir cualquier tipo de sonido, pero Yoochun aquel día estaba tan… corporalmente caliente que era incontrolable no querer gritarle. Obviamente los demás nos escucharon, hasta pasé vergüenza a la mañana siguiente cuando entre Junsu y Jaejoong se dedicaron a avergonzarme, recordándome al repetir todo lo que esa noche le había gritado a Yoochun. El único que nunca tocaba ese tipo de tema cuando se trataba de mi, era Yunho.

Oh Yunho, el gran famoso y deseado líder, si tan solo las personas supieran como es realmente.

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lunes, 21 de febrero de 2011

Only love is real [04/¿?]

Pareja: MinJae, ChangMin & JaeJoong
Género: AU, Romance, Angst, Psicología
Rating: PG-13
Nota: Esta historia es una adaptación del libro “Only love is real” del autor Brian Weiss. La historia no me pertenece, pero es tan linda que quise adaptarla a un MinJae…

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Y su dolor no remitía.
Finalmente dio a luz a otro niño y fue grande la alegría del padre, que exclamaba «¡Un varón!»
Aquel día sólo él sintió ese júbilo.
La madre, postrada y abatida, estaba pálida y exánime…
Lanzó un grito de angustia, pensando en el ausente, no en el recién nacido…
«¡Yace mi niño en la tumba y no estoy a su lado!»
Oye de nuevo la amada voz del difunto en boca del bebé que ahora tiene en sus brazos:
«Soy yo, ¡pero no lo digas!», susurra mirándolo a los ojos.

Víctor Hugo


ChangMin era un joven extraordinariamente guapo, mucho más agradable de lo que me pareció en un primer momento. Tenía el cabello castaño y unos hermosos ojos cafés que adquirían un tono negro según el día. Su encanto y si facilidad de palabra ocultaban su dolor que sentía por la muerte de su hermano, que había perdido la vida diez meses antes en un trágico accidente de auto en California.

Muchas de las personas que acuden a mi consulta sienten una profunda aflicción y necesitan entender el porqué de la muerte. En algunos casos también vienen a visitarme porque desean volver a encontrarse con sus seres amados que han fallecido. Este encuentro puede tener lugar en una vida anterior y puede producirse durante el estado espiritual que hay entre una vida y otra. La reunión también puede celebrarse en un contexto místico, más allá de los confinas del cuerpo y la geografía físicos.

Tanto si los encuentros espirituales son reales como su no, el paciente experimenta intensamente el gran poder que poseen, y su vida camia. La precisión y el detalle con que se recuerdan las vidas pasadas no es un logro voluntario. El paciente que evoca las imágenes no lo hace simplemente porque necesite hacerlo o porque gracias a ellas vaya a sentirse mejor. Lo que recuerda es lo que ha ocurrido. La precisión de los datos, la intensidad de las emociones que afloran, la resolución de los síntomas clínicos y el poder de transformar la vida que tienen los recuerdos, determinan la realidad de lo que se recuerda.

Lo que más me llamó la atención del caso de ChangMin fueron los diez meses que habían transcurrido desde la muerte de su hermano. En ese tiempo, normalmente una persona puede sobreponerse de un duro golpe. Aquella larga época de aflicción indicaba que en su caso había una desesperación subyacente más profunda. Su tristeza no sólo se debía a la muerte de su hermano. En las sesiones posteriores averigüé que ChangMin había perdido a seres queridos en muchas otras vidas pasadas u que era especialmente sensible a la pérdida de un ser amado. La repentina muerte de su hermano despertó en los recovecos más remotos de su inconsciente el recuerdo de otras pérdidas todavía más dolorosas y más trágicas que se habían producido milenios atrás.

Según algunas teorías psiquiátricas, cada vez que experimentamos una pérdida, se avivan sentimientos reprimidos u olvidados y recuerdos de muertes pasadas. Nuestra aflicción es mayor debido al dolor acumulado de pérdidas anteriores.

En mis investigaciones sobre vidas pasadas fui descubriendo que hay que ampliar el escenario de estas pérdidas. No basta con regresar a nuestra infancia. Debemos incluir las pérdidas sufridas en tiempos más remotos, en vidas anteriores. Algunas de nuestras pérdidas más trágicas y de nuestras mayores desgracias se produjeron con anterioridad a nuestro nacimiento.
Antes de seguir adelante tenía que reunir más datos sobre la historia de ChangMin. Era necesario que conociera los hechos más importantes de su vida para encarar las futuras sesiones.

- Háblame de ti –le pedí –, de tu infancia, tu familia y todo lo que creas importante. Cuéntame todo lo que creas que debo saber de ti.

ChangMin suspiró profundamente y se arrellanó en el mullido sillón. Se aflojó el nudo de la corbata y se desabrochó el botón del cuello de la camisa. A juzgar por su lenguaje corporal, aquello no le iba a resultar fácil.

Provenía de una familia adinerada y políticamente influyente. Su padre era el propietario de una gran empresa y de varias fábricas. Vivían en una fastuosa casa de una zona residencial en las colinas de las afueras de la cuidad.

ChangMin se había educado en los mejores colegios privados. Estudió inglés desde pequeño, y después de vivir en EEUU varios años, lo hablaba a la perfección. Era el menor de tres hermanos. Se mostraba muy protector con su hermana a pesar de que ella le llevaba cuatro años. Su hermano era dos años mayor que él y estaban muy unidos. Su padre trabajaba mucho y normalmente no llegaba a casa hasta entrada la noche. Su madre, las niñeras y las criadas se ocupaban de la casa y del cuidado de los niños.
ChangMin estudió empresariales en la universidad. Tuvo varias novias, pero no formalizó relaciones con ninguna de ellas.

- Creo que a mi madre nunca le gustaron demasiado las chicas que salían conmigo –me contó–. Siempre veía en ellas un defecto u otro y no cesaba de recordármelo.

En aquel momento ChangMin empezó a mirar a su alrededor como un aire de incomodidad.

- ¿Qué te ocurre? –le pregunté.

Tragó saliva varias veces antes de empezar hablar.

- Durante el último año de la universidad tuve relaciones con una mujer mayor… –me dijo despacio–. Era mayor que yo… y estaba casada.

ChangMin cayó.

- Está bien –respondí al cabo de unos momentos, más quenada para llenar el silencio.

Percibía su tensión y, a pesar de tantos años de experiencia, aquel sentimiento seguía resultándome desagradable.

- ¿Lo sabía su marido? –le pregunté.
- No –contestó-, no sabía nada.
- Podía haber sido peor –señalé, diciendo una obviedad para intentar reconfortarle.
- Pero todavía no he acabado –añadió en un tono que presagiaba algo terrible.

Yo asentí con la cabeza para darle pie a que continuara.

- La dejé embarazada… y ella abortó. Mis padres nos aben nada de todo esto –dijo bajando la vista.

Años después, todavía se sentía culpable y avergonzado.

- Entiendo –dije-. ¿Me dejas que te explique lo que he aprendido sobre el aborto?
Asintió con la cabeza. Él sabía que yo era especialista en el campo de la hipnosis y de las vidas pasadas.

- Una interrupción del embarazo o un aborto natural suele estar relacionado con el pacto que se establece entre la madre y el alma que va a entrar en el bebé. O el cuerpo del bebé carecía de la salud suficiente para llevar a cabo su tarea en la vida que le esperaba –continué-, o aquel no era el momento oportuno para sus objetivos, o la situación externa había cambiado, en este caso debido a la desaparición del padre en el momento en que los planes del bebé o de la madre necesitaban la figura paterna. ¿Comprendes?
- Si –asintió, pero no parecía muy convencido.

Yo sabía que su estricta educación católica acentuaba su sentimiento de culpabilidad y su vergüenza. A veces nuestras creencias fijas son un obstáculo para la adquisición de nuevos conocimientos.
Volví a lo fundamental.

- Te hablaré sólo de mi propia experiencia como investigador y terapeuta –le expliqué-, y no de lo que he leído o de lo que otros me han contado. Se trata de la información que me transmiten mis pacientes cuando están profundamente hipnotizados. A veces las palabras son suyas, y en otros casos por lo visto provienen de una fuente superior.

ChangMin asintió de nuevo sin decir palabra.

- Mis pacientes explican que el alma no entra en el cuerdo enseguida. Aproximadamente durante la concepción, el alma reserva el cuerpo. Entonces ninguna otra alma puede disponer de ese cuerpo. El alma que ha reservado el cuerpo de un determinado bebé puede entrar y salir de él cuando lo desee. No está confinada. Es algo parecido a estar en coma –añadí.

ChangMin movía la cabeza en señal de haber entendido mis palabras. Seguía sin hablar, pero me escuchaba atentamente.

- Durante el embarazo, el alma se va uniendo gradualmente al cuerpo del bebé –continué-, pero la unión no es completa hasta que se acerca el nacimiento. Puede producirse un poco antes, durante el parto o nada más al nacer.

Para ilustrar este concepto junté mis manos desde la base de las palmas y las separé formando un ángulo de noventa grados. Poro a poco las fui cerrando hasta que se unieron las dos palmas y los dedos simbolizando el gesto universal de la oración y mostrando el vínculo gradual que se produce entre el alma y el cuerpo.

- Un alma no puede ser nunca dañada ni tampoco se la puede matar –dije-. El alma es inmortal e indestructible. Siempre encontrará un camino de regreso si así ha sido dispuesto.
- ¿Qué quieres decir? – preguntó ChangMin.
- Me he topado con casos en que la misma alma, después del aborto, provocado o espontáneo, regresa a los mismo padres en el siguiente bebé que procrean.
- ¡Increíble! –respondió ChangMin.

Su rostro se iluminó, mientras su sentimiento de culpabilidad y su vergüenza se iban desvaneciendo.

- Nunca se sabe –añadí.

Tras unos segundos de reflexión, ChangMin suspiró y cruzó las piernas mientras se ajustaba los pantalones. Volvimos a la primera parte de la sesión.

- ¿Qué pasó después de aquello? –le pregunté.
- Después de licenciarme volví a casa. Al principio trabajé en las fábricas de mi padre y aprendí cómo funcionaba el negocio. Más adelante volví a Seúl para dirigir la sucursal de aquí y ocuparme de las exportaciones. Desde entonces vivo aquí –explicó.
- ¿Cómo va el negocio? –le pregunté.
- Muy bien, pero tengo que dedicarle demasiado tiempo.
- ¿Eso es un gran problema?
- Perjudica mi vida amorosa –dijo ChangMin esbozando una media sonrisa.

No bromeaba del todo. Tenía veintiséis años y sentía que se le estaba escapando el momento de encontrar el amor, casarse y crear una familia. Se le estaba escapando y no había nada en perspectiva.

- ¿Te relacionas con mujeres actualmente?
- Sí –contestó-, pero no hay nada especial. No me enamoro… espero que me ocurra algún día –añadió con cierta preocupación en la voz-. Dentro de poco tendré que regresar a Estados Unidos y ocuparme de los asuntos de mi hermano. Tal vez allá conozca a alguna mujer –añadió sin demasiada convicción.

Me pregunté si el hecho de que su madre siempre criticara a sus novias y la experiencia con aquella mujer casada que decidió abortar eran lo que bloqueaba psicológicamente a ChangMin a la hora de establecer una relación amorosa. Pensé que lo mejor era dejar estas cuestiones para más tarde.

- ¿Cómo está tu familia en Estados Unidos? –pregunté para aligerar el ambiente al tiempo que seguía recogiendo información.
- Están bien. Mi padre tiene más de cincuenta años y mi hermano y yo… -ChangMin se detuvo bruscamente, tragó saliva e izo una profunda inspiración antes de proseguir-: En fin, ahora tengo más responsabilidad en el negocio –concluyó en voz baja-. Mi madre está bien.

Hizo una pausa antes de rectificar lo que había dicho:

- Pero ninguno de los dos ha asumido la muerte de mi hermano. Les ha dejado destrozados. Han envejecido mucho.
- ¿Y tu hermana?
- Está muy triste, pero tiene a su marido y a sus hijos –me explicó.

Asentí con la cabeza en señal de haberle entendido: su hermana disponía de más recursos para abatir el dolor que él.
ChangMin tenía una salud de hierro. Solamente sentía un dolor esporádico en el cuello y en el hombro izquierdo. Esta molestia le incomodaba desde hacía mucho tiempo, pero los médicos nunca le encontraron nada fuera de lo normal.

- Me he acostumbrado a vivir con ellos –me dijo.

Al pensar en el tiempo que quedaba consulté el reloj y vi que habían pasado veinte minutos de la hora. Normalmente mi alarma interna no falla. «La dramática historia de ChangMin debe de haberme absorbido por completo», me dije, sin saber que me esperaba dramas mucho más impactantes que no habían hecho más que empezar a revelarse.



Thich Nhat Hanh, un filósofo y monje budista vietnamita, escribe sobre cómo disfrutar de una buena taza de té. Debemos estar completamente atentos al presente para disfrutar de una taza de té. Sólo siendo conscientes del presente nuestras manos sentirán el calor de la taza. Sólo en el presente aspiraremos el aroma del té, saborearemos su dulzura, y llegaremos a apreciar su exquisitez. Si estanos obsesionados por el pasado o preocupados por el futuro, dejaremos escapar la oportunidad de disfrutar de una buena taza de té. Cuando miremos el interior de la taza, su contenido ya habrá desaparecido.

Con la vida ocurre lo mismo. Si no vivimos plenamente el presente, en un abrir y cerrar de ojos la vida se nos habrá escapado. Habremos perdido sus sensaciones, su aroma, su exquisitez y su belleza, y sentiremos que ha transcurrido a toda velocidad.

El pasado ya ha pasado. Aprendemos de él y dejémoslo atrás. El futuro ni tan siquiera ha llegado. Hagamos planes para el futuro, pero no perdamos el tiempo preocupándonos por él. Preocuparse no sirve para nada. Cuando dejemos de pensar en lo que ya ha ocurrido, cuando dejemos de preocuparnos por lo que todavía no ha pasado, estaremos en el presente. Sólo entonces empezamos a experimentar la alegría de vivir.

Continuará...
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domingo, 20 de febrero de 2011

Only love is real [03/¿?]

Pareja: MinJae, ChangMin & JaeJoong
Género: AU, Romance, Angst, Psicología
Rating: PG-13
Nota: Esta historia es una adaptación del libro “Only love is real” del autor Brian Weiss. La historia no me pertenece, pero es tan linda que quise adaptarla a un MinJae…

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De modo que la idea de la reencarnación explica de forma muy reconfortante la realidad, permitiendo con ello que el pensamiento hindú venza aquellas dificultades que dejan paralizados a los pensadores europeos.

Albert Schweitzer


La primera vez que JaeJoong experimentó una regresión fue una semana después. No me costó provocarle un estado hipnótico mediante el rápido método de inducción cuyo objetivo es evitar los bloqueos y las barreras de la mente consciente.
La hipnosis es un estado de gran concentración, pero el ego, la mente, tienen la capacidad de interferir en esta concentración con pensamientos perturbadores. Mediante la rápida técnica de inducción, logré que JaeJoong entrara en un estado de hipnosis profunda en un minuto.

Le había dado una cinta magnetofónica de relajación para que la escuchara durante la semana anterior al inicio de estas sesiones. La había grabado para ayudar a mis pacientes a practicar las técnicas de autohipnosis. Me di cuenta de que cuando más ensayaban en casa, más profundo era el estado al que llegaban en mi consulta. Esta cinta les ayuda a relajarse y muy a menudo también a dormirse.

Cuando llegó a casa, JaeJoong intentó escucharla, pero no conseguía relajarse. Estaba demasiado nervioso. ¿Y su pasaba algo? Él tenía miedo, porque estaba solo y nadie podría ayudarlo. Su mente lo «protegía» dejando que lo inundaran pensamientos cotidianos para distraer así su atención de la cinta de relajación. El nerviosismo y los pensamientos le impedían concentrarse. Cuando me explicó lo que había pasado, decidí llevar a la práctica otro método de hipnosis más rápido con el fin de superar los obstáculos y temores que bloqueaban su mente. El método más utilizado para provocar un trance hipnótico se llama «relajación progresiva». En primer lugar hay que conseguir que el paciente respire lentamente. A continuación el terapeuta le suscita un estado de relajación indicándole con suavidad que distienda los músculos poco a poco. Después le pide que intente visualizar imágenes agradables y relajantes. Mediante técnicas como la de contar hacia atrás, el terapeuta ayuda al paciente a llegar a un estado de relación todavía más profundo.

En ese momento, el paciente está en un trance hipnótico entre ligero y moderado, y el terapeuta puede intensificarlo si lo desea. El proceso entero dura unos quince minutos. Sin embargo, durante este cuarto de hora, es pasible que la mente del paciente piense, analice o delibere en lugar de relajarse llevar por la sugestión. En ese caso, se interrumpe el proceso hipnótico.

Los contables y otras personas cuyas profesiones les obligan a pensar de un modo lógico, lineal y muy racional, suelen dejar que su mente interrumpa el proceso. Aunque estaba convencido de que JaeJoong podía llegar a un estoado de hipnosis profundo fuera cual fuera la técnica que usara, decidí emplear un método más rápido para asegurarme.

Le indiqué que se sentara inclinado hacia delante, que no apartara la vista de mis ojos y que hiciera presión con la palma de su mano derecha sobre la mía. Yo estaba de pie frente a él. A medida que la palma de su mano presionaba la mía, con el cuerpo ligeramente inclinado hacia adelante, empecé a hablarle. Sus ojos no se apartaban de los míos. De repente, sin avisarle, retiré la mano de debajo de la suya. Su cuerpo, entonces sin apoyo alguno, se tambaleó hacia delante. En aquel preciso momento, le dije en voz alta: «¡Duérmete!»

Su cuerpo se desplomó al instante sobre el respaldo del sillón. Entró en un profundo trance hipnótico. Mientras su mente se concentraba en no perder el equilibrio del cuerpo, la orden que acababa de darle pasó directamente y sin interferencia alguna a su subconsciente. JaeJoong entró en un estado de «sueño» consciente equivalente a la hipnosis.

- Puedes recordarlo todo, cada experiencia que hayas vivido – le dije.

Ahora ya podíamos emprender el viaje hacia atrás. Quería asegurarme de cuál de sus sentidos predominaba en sus recuerdos y le pedí que pensara en la última vez que había dormido bien. Le indiqué que empleara todos sus sentidos al recordar comida. JaeJoong recordó el olor, el sabor, la imagen y la sensación de que la comida estaba recién hecha, y de este modo comprobé que era capaz de evocar recuerdos vívidos. Al parecer, el sentido que predominaba en su caso era la vista.

Seguidamente hice que se trasladara a la infancia para ver si recuperaba algún recuerdo placentero de sus primero años en Taebaek. Sonrió como un niño pequeño, lleno de satisfacción.

- Estoy en la cocina con mi madre. Parece muy joven. Yo también lo soy. Soy pequeño. Tengo unos cinco años. Hacemos pasteles… y galletas. Es divertido. Mi madre se siente feliz. Lo veo todo, el delantal, su pelo recogido. Me encanta cómo huele aquí.
- Pasa a otra habitación y dime lo que ves – le sugerí.

Entró en el salón. Empezó a describir un gran mueble de madera oscura. El suelo estaba desgastado. También vio un retrato de su madre. Era una foto enmarcada que estaba sobre una mesa de madera oscura situada junto a un amplio y cómodo sillón.

- Es mi madre – continuó JaeJoong -. Es guapa… y tan joven… Lleva un collar de perlas. Ella adora esas perlas. Sólo las lleva en ocasiones especiales. Su hermosos vestido blanco… su pelo oscuro… y sus ojos, tan brillantes y vivos.
- Bien – dije-. Me alegra que la recuerdes y que la veas con tanta nitidez.

El hecho de recordar una comida reciente o una escena de la infancia ayuda a consolidar la confianza del paciente en su capacidad para evocar recuerdos. A JaeJoong, estos recuerdo le demuestran que la hipnosis funciona y que no es un proceso peligroso, sino que descubren que los recuerdo que evocan suelen ser más vívidos y detallados que los que surgen de la mente consciente.

Nada más abandonar el estado de trance, casi siempre recuerdo conscientemente lo que han evocado durante la hipnosis. Raras veces los pacientes experimentan un estado de trance de tal profundidad que después no recuerdan nada. Aunque suelo grabar las sesiones de regresión para más seguridad y para poder recurrir a la cinta en caso necesario, la grabación sólo la utilizo yo. Los pacientes lo recuerdan todo perfectamente.

- Ahora vamos a ir todavía más lejos. No importa si lo que te viene a la mente es imaginación, fantasía, metáfora, símbolo, un recuerdo real o cualquier combinación posible entre estos elementos – le dije -. Dedícate sólo a experimentar. Intenta que tu mente no juzgue, ni critique no comente lo que experimentes. Simplemente vívelo. Lo púnico que tienes que hacer es experimentar. Puedes criticarlo y analizarlo todo después. Pero por el momento déjate llevar y vive la experiencia.

»Vamos a retroceder hasta el útero, hasta tu período uterino, justo antes de que nazcas. Sea lo que fuere lo que interrumpa en tu mente, es bueno. Déjate llevar por esta experiencia.

Empecé a contar hacia atrás desde cinco hasta uno para que su estado hipnótico se hiciera más profundo. JaeJoong se trasladó al útero materno. Sentía seguridad y calor, y el amor de su madre. De sus ojos cerrados brotaron dos lágrimas. Recordó lo mucho que sus padres lo querían, especialmente su madre. Eran lágrimas de felicidad y nostalgia.

Evocó el amor con que se le recibió al nacer, y esto lo hizo muy feliz. La experiencia que vivió dentro del útero materno no es una prueba fehaciente de que el recuerdo fuera preciso o completo. Pero las sensaciones y emociones que tuvo fueron tan intensas, poderosas y reales que hicieron que se sintiera mucho mejor.

- ¿Estás preparado para ir todavía más lejos? – le pregunté, con la esperanza de que no se hubiera asustado demasiado después de haber sentido aquellas emociones tan intensas.
- Si – me contestó tranquilamente - . estoy preparado.
- Perfecto – dije -. Ahora vamos a ver si puedes evocar algún recuerdo anterior a tu nacimiento, ya sea en un estado místico o espiritual, en otra dimensión o en una vida pasada. Sea lo que sea lo que interrumpa en tu mente, es bueno. No emitas juicios. No te preocupes. Sólo déjate llevar y vive el momento.

Conseguí que empezara a imaginar cómo entraba a un ascensor y apretaba el botón mientras yo iniciaba la cuenta hacia atrás de cinco en uno. El ascensor retrocedía en el tiempo y viajaba a través del espacio, y la puerta se abrió en el momento en que yo pronuncié el número uno. Le indiqué que saliera y que se enfrentara a la persona, escena o experiencia que la aguardaba al otro lado de la puerta. Pero no sucedió lo que yo pensaba.

- Está todo muy oscuro – dijo con voz aterrorizada -. Me he caído del barco. Hace mucho frío. Es horrible.
- Si empiezas a sentirte incómodo – dije interrumpiéndolo -, flota por encima de la escena y contémplala como si se tratara de una película. Pero si no te sientes mal, quédate ahí. Observa lo que ocurre. Vive los acontecimientos.

La experiencia lo aterrorizó y empezó a flotar por encima de la escena. Se veía a sí mismo como un adolescente. Después de haberse caído de un barco en mitad de una tormenta, se había ahogado en esas oscuras aguas. De repente, la respiración de JaeJoong se tranquilizó considerablemente, y pareció recuperarse. Se había separado del cuerpo.

- He salido de este cuerpo – dijo con bastante naturalidad.

Todo esto había ocurrido con gran rapidez. Antes de que pudiera examinar aquella vida, él ya había abandonado el cuerpo. Le pedí que recordara lo que acababa de experimentar y que me dijera lo que podía ver y entender al respecto.

- ¿Qué estabas haciendo en el barco? – le pregunté, intentando retroceder en el tiempo aunque ya hubiera salido de aquel cuerpo.
- Iba de viaje con mi padre – dijo-. De repente, estalló una tormenta. El barco empezó a llenarse de agua y a tambalearse. Las olas eran enormes y salí despedido por la borda.
- ¿Qué ocurrió con los demás pasajeros? – le pregunté.
- No lo sé – dijo-. Las olas me arrastraron por el barco hasta que caí al agua. No sé qué les pasó a los demás.
- ¿Qué edad tenías aproximadamente cuando sucedió esto?
- No lo sé, alrededor de doce o trece años. Era un adolescente –respondió.

No parecía muy deseosa de dar más detalles. Había abandonado aquella vida muy rápido, tanto la vida en sí como el hecho de recordarla en mi consulta. Ya no podíamos obtener más datos. Siendo así, la desperté.


Una semana más tarde JaeJoong estaba menos deprimido a pesar de que no le había recetado antidepresivos para aliviar los síntomas de la aflicción y la depresión.

- Me siento más ligero, más libre, y ya no estoy tan inquieto en la oscuridad –me dijo.

Nunca le había gustado la oscuridad y trataba de no salir solo de noche. En su casa siempre había alguna luz encendida. Sin embargo, la semana anterior había notado una mejoría en este síntoma. Yo no lo sabía, pero tampoco le gustaba nadar, porque le producía angustia. Me explicó que aquella semana se había pasado horas en la piscina y en el jacuzzi de la urbanización donde vivía. Aunque eso no era lo que más la preocupaba, en el progreso que había experimentado respecto a aquellos síntomas lo reconfortó.
Muchos de nuestros temores se basan en el pasado, y no en el futuro. A menudo, lo que más miedo nos da son los hechos que nos han ocurrido en la infancia o en una vida pasada. Como los hemos olvidado o sólo los recordamos muy vagamente, tenemos miedo de que esos hechos traumáticos tengan lugar en el futuro.

Aun así JaeJoong se sentía triste porque sólo habíamos encontrado a su madre en un remoto recuerdo de la infancia. La búsqueda debía continuar.


Mientras tanto, en la misma consulta y en el mismo sillón, separado de JaeJoong por el insignificante lapso de tres días, otro drama se estaba desarrollando.
ChangMin sufría mucho. Su vida era un valle de lágrimas, de secretos sin compartir y de deseos ocultos. El momento del encuentro más significativo de toda su vida se iba acercando, silenciosamente pero con rapidez.

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